martes, diciembre 13, 2011

Domo Arigato, Mr. Roberto.


Por fin una de las tantas fantasías de Roberto estaba por realizarse. Esperaba desnudo sobre la mesa de masaje. En cualquier momento aparecería la geisha que le secaría el cerebro de tanto placer.
Antes de darle el último bocado y con la sonrisa encantadora llena de sangre, alcanzó a escuchar:
"Domo Arigato, Mr. Roberto"